Para quienes creen que el bullying o acoso es algo nuevo, les tengo noticias: es muy antiguo, tanto, que lo practicaban incluso los grandes escritores del Siglo de Oro. Sí: Cervantes, Quevedo, Góngora y muchos más…
El orgullo es algo muy común entre artistas, incluso entre aquéllos que no son reconocidos ni por la crítica ni por los lectores. También común en este gremio es la envidia a otros más reconocidos. Si nos centramos en los últimos años de los 1500 y casi todos los 1600, encontraremos varios egos del tamaño del mundo y envidias de las mismas dimensiones.
Una de las rivalidades más entretenidas es la que sostuvieron Luis de Góngora y Francisco de Quevedo. Autores con ideas muy distintas de la poesía y con comportamientos totalmente opuestos, fueron enemigos a muerte. Como burla a su especial gusto por el alcohol, Góngora apodó a su rival como “Francisco de Quebebo”. Pero éste no se quedó atrás y, entre otras sátiras, decidió dedicarle un poema al narigudo de Góngora. Sí, exactamente ése en el que piensan:
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un pez espada muy barbado.
Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.
Érase el espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce tribus de narices era.
Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.
¡Un soneto entero dedicado a la nariz de Góngora!
Otro de los episodios de bullying en el Siglo de Oro tiene que ver con Juan Ruiz de Alarcón. Nacido en el actual México, él fue el único autor de las colonias americanas que llegó a Madrid a probar suerte y consiguió ser representado nada menos que en el legendario Teatro del Príncipe. Lope de Vega fue buen amigo de Ruiz de Alarcón, pero, en cambio, Cervantes tuvo largos ratos de diversión burlándose de él, pues no dejó pasar de largo la joraba que cargaba en su espalda. Con eso tuvo material de sobra para mofarse años enteros.
Por otra parte, el famoso Mentidero, como podrás pensar por el nombre, era un lugar donde circulaban el cotilleo y los rumores. Éste era el escenario de las calumnias más infames durante el Siglo de Oro… Pero eso queda para otra ocasión. Por lo pronto, si eres un amante de estos personajes y de la literatura en general, no dejes de tomar los tours que hay en el Barrio de las Letras. Podrás conocer sus rincones más secretos y conocer todas las historias de los escritores más importantes del español.